Érase una vez una niña que se llamaba María.
María había nacido en Ucrania.
No le gustaba la guerra.
Pidió un deseo que no hubiera guerra en ningún sitio.
A ella no le gustaba la guerra porque su padre era militar y si había guerra su padre le tenía que dejar sola junto a sus dos hermanas.
Sus hermanas se llamaban Natti e Inma.
Un día Putin, el jefe de toda Rusia, decidió que iba a empezar una pelea contra Ucrania porque necesitaba más espacio.
María le preguntó a su padre porqué ese hombre llamado Putin se quiere apoderar de nuestro mundo si el suyo es mucho más grande que el nuestro. El padre le dijo:
- pues hija mía si te digo la verdad no lo sé.
María y sus hermanas se pusieron a llorar.
María las más alta le dijo a sus hermanas iremos hasta donde esté Putin y le diremos si vamos a poner en guerra a Rusia y a Ucrania no te vas a quedar con ninguno porque se van a destruir las dos.
Cuando pasaron unos minutos se pusieron en marcha.
Cuando llegaron María y Natti se pusieron muy nerviosas. Inma la más pequeña y valiente le dijo a sus hermanas no temáis estamos juntas para todo.
María y Natti se cogieron la mano junto a Inma y entraron.
Cuando estaban dentro vieron a Putin cerca de una mansión.
¡Y es que era suya!
Bueno le preguntaron eso y le dijo que era verdad que no había pensado en eso.
En ese momento paró la guerra.
Putin le pidió disculpas a esas hermanas y como agradecimiento le prestó su tierra.
Ellas no se creían que habían parado la guerra y además tenían más espacio en seguida todos se pusieron a gritar ¡Bien! ¡Viva!
Estaban súper contentos.
Volviendo a casa las secuestraron pero se pusieron a gritar que viva la paz lo más alto que podía.
Putin las escuchó gritar y fue a rescatarlas.
Era una señal de emergencia y no le volvió a pasar nada.
Fin