A todos los que iban en ese tren les gustaba lo que había en la cueva: diamantes, oro y más joyas.
Los pasajeros se llevaron dos diamantes y trece de oro. Y de joyas, diez.
Se subieron al tren.
Volvieron cada uno a su casa y el motorista cogió la moto para volver a su casa.
Cuando llegó a su casa le contó todo a su hijo.
Su hijo, que estaba viendo las noticias, vio el trompazo de su padre y le dijo que si estaba bien.
Hizo en su cole un trabajo de investigación de las ruedas para no caerse de la moto.
Se inventó las ruedas y las probaron en la moto de su padre y funcionaron.
FIN