Érase una vez una niña que le gustaba mucho dibujar.
A parte también le gustaba mucho los unicornios.
Un día la niña que se llamaba Lucía dibujó un unicornio.
Dibujó el unicornio muy bien y ¡el dibujo cobró vida!
Lucía se puso muy muy contenta.
El unicornio sabía hablar.
Lucia quería quedárselo y le preguntó al unicornio y él le dijo que no porque tenía que regresar a su hoja de papel porque era un dibujo.
FIN