Érase una vez un caballo llamado Celoso.
Si, si, pero no era celoso al revés no era nada celoso.
Todos habréis pensado que tenía un dueño muy educativo pero... ¡No!
Es un caballo callejero. Era un caballo muy bueno.
Un día se encontró una yegua y se enamoró de ella.
La yegua llamada Canela se lo llevó a su cuadra.
El dueño de Canela se sorprendió pero lo acogió como a un hijo más.
Celoso estaba muy muy contento.
Al cabo de unos meses Canela se casó con Celoso tuvieron tres potros se llamaron Lluvia, Junco y el último se llamó Romero todos muy bonitos.
Fin