Érase una vez una bruja que se llamaba Oscura porque le encantaba la oscuridad.
A Oscura le encantaba el día de Halloween porque se reunía con sus amigas brujas pintaban calabazas, volaban en sus escobas y se lo pasaban genial.
Oscura esperaba y esperaba días, semanas, meses y años para el día de Halloween.
Después de unas semanas llegó el gran día justo ese año había una escuela para aprender a manejar las escobas.
La madre de Oscura le decía todo el día:
-¿Quieres que te apunte?
Y Oscura decía que no, que prefería ir al cementerio a jugar con sus amigos y amigas.
Cuando fue al cementerio pintó las calabazas, voló con su escoba y cuando paseaba con la escritura va se le rompió.
La madre se enfadó con Oscura pero la madre sabía que su gran sueño era estar ahí y le dijo cuidado Oscura. Oscura tuvo mucho cuidado se lo pasó de maravilla y la madre más que Oscura...
Bebieron sangre de Drácula.
Vinieron los primos de Oscura que todos sus primos eran hombres lobos y vampiros hicieron una fiesta y salió todo muy bien y vino Frankenstein.
Fin