Érase una vez una niña y un niño que le decían a sus padres que si podían ir a la playa y sus padres siempre le decían que no.
Los niños se enfadaban mucho con sus padres.
Un día sus padres le contaron todo y es que eran pobres y por eso le decían siempre que no y los niños lo entendieron todo.
Un día los padres hicieron una tienda y ellos pensaban que no iba a funcionar pero se equivocaban...
Salió perfecto y se hicieron ricos y se lo dijeron a Paula y Jonathan.
Fliparon muchísimo y compraron todo: las palas, los cubos y los rastrillos.
Se lo pasaron genial en su primer día de playa porque no paraban de jugar y de bañarse.
Fin