Había un taxista que era buena persona y era amable y algunas veces era malote.
Su trabajo consistía en llevar a la gente en taxi, pero siempre llegaba tarde.
Así que se le ocurrió una idea, preparar el taxi en un coche de carreras y cuando la gente quiera que se moviera el coche se movía solo por decir eso.
Entonces el taxista ganó dinero pero la gente descubrió lo que el taxista estaba tramando así que la gente quería que les devolvieran el dinero y la gente ya no se volvió a montar en el taxi y el taxista se puso triste.
FIN