Érase una vez una ballena azul que estaba tranquilita comiendo en el Océano Pacífico.
De pronto vio una sombra y se asustó porque era muy gigante esa sombra.
Y era ¡un tiburón blanco!.
La ballena, asustada, nadó muy rápido, pero como el tiburón era más rápido que la ballena entonces la alcanzó y se la comió.
Luego se encontró a otro tiburón blanco y se hicieron amigos.
Luego se encontraron a un banco de peces y se lo comieron entero.
Después se encontraron una pelota y empezaron a jugar. Se les escapó la pelota y llegó a la superficie y se les olvidó que si iban a la superficie se ahogaban.
Se fueron sin la pelota más profundo y luego subieron cuando ya estaban cansados de nadar recto y se fueron a casa a dormir.
Fin