Érase una vez un niño que estaba derrotando muchos monstruos de otoño en un juego.
Llegó a la última pantalla y el monstruo que le tocó era súper difícil de derrotar y tuvo que volver a todos los niveles y recoger los tesoros para poderlo derrotar.
Le lanzó todos los tesoros y el monstruo le lanzaba hojas de fuego que por dentro tenían bombas. Entonces el niño le lanzó tantos tesoros que el monstruo reventó y acabó en él.
FIN